Los teólogos valoran el suicidio de una forma diferente a cómo lo hacen la mayoría de los sociólogos. Ante aquello a lo que Durkheim denominaba acto “positivo” o “negativo” la teología expone que mientras para algunos el suicidio consiste en “darse la muerte directamente a sí mismo”, para otros simplemente es “darse la muerte a sí mismo” y aclara que aunque ambas opiniones son semejantes encierran matices distintos.
Mientras que para los primeros el suicidio directo es siempre intrínsecamente malo, para los segundos el suicidio directo es siempre pecaminoso pero el suicidio indirecto no lo es. Para entender su punto de vista es imprescindible entender que el suicidio directo es aquel en que el ser humano busca la muerte mediante un acto suyo que es capaz de causarla; mientras en el indirecto la persona se da muerte pero sin procurarla de forma directa. Otra clasificación de las tantas que se han publicado y que se pueden hacer respecto a este tema es la que divide los suicidios en:
-Los suicidios vicariantes, que son aquellos que adelantan o aceleran el acto de la muerte que es algo que se vislumbra en un futuro y ante lo que “no hay esperanzas”. Las personas que se suicidan por esta causa sólo creen ver a su alrededor sufrimientos y nada puede compensar el período de espera.
-Los suicidios perfeccionistas afectan a aquellos individuos que no toleran cualquier disminución de los atributos a su persona. Las causas que llevan a estas personas al suicidio son muy variopintas pues se han podido sentir humilladas en cuanto a su belleza, potencia sexual, o un defecto cualquiera. Si bien también pueden incluirse aquí esas personas que son despreciadas económica o socialmente o cuya pérdida del poder y prestigio les ha llevado a una crisis tan profunda que acaban por tomar esta decisión como la única o la mejor salida posible.
-Los suicidios hedonistas son aquellos llevados a cabo por personas que no soportan una disminución en el placer sexual, o un defecto en este.
-Los suicidios transicionales son los que llevan a cabo aquellas personas que ante ciertas crisis vitales de transición inevitables, optan por el suicidio.
-Los suicidios sintomáticos que son aquellos relacionados con personas afligidas que padecen una enfermedad mental, psicosis, confusión mental, demencia y/o depresión.
Mientras que para los primeros el suicidio directo es siempre intrínsecamente malo, para los segundos el suicidio directo es siempre pecaminoso pero el suicidio indirecto no lo es. Para entender su punto de vista es imprescindible entender que el suicidio directo es aquel en que el ser humano busca la muerte mediante un acto suyo que es capaz de causarla; mientras en el indirecto la persona se da muerte pero sin procurarla de forma directa. Otra clasificación de las tantas que se han publicado y que se pueden hacer respecto a este tema es la que divide los suicidios en:
-Los suicidios vicariantes, que son aquellos que adelantan o aceleran el acto de la muerte que es algo que se vislumbra en un futuro y ante lo que “no hay esperanzas”. Las personas que se suicidan por esta causa sólo creen ver a su alrededor sufrimientos y nada puede compensar el período de espera.
-Los suicidios perfeccionistas afectan a aquellos individuos que no toleran cualquier disminución de los atributos a su persona. Las causas que llevan a estas personas al suicidio son muy variopintas pues se han podido sentir humilladas en cuanto a su belleza, potencia sexual, o un defecto cualquiera. Si bien también pueden incluirse aquí esas personas que son despreciadas económica o socialmente o cuya pérdida del poder y prestigio les ha llevado a una crisis tan profunda que acaban por tomar esta decisión como la única o la mejor salida posible.
-Los suicidios hedonistas son aquellos llevados a cabo por personas que no soportan una disminución en el placer sexual, o un defecto en este.
-Los suicidios transicionales son los que llevan a cabo aquellas personas que ante ciertas crisis vitales de transición inevitables, optan por el suicidio.
-Los suicidios sintomáticos que son aquellos relacionados con personas afligidas que padecen una enfermedad mental, psicosis, confusión mental, demencia y/o depresión.
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