jueves, 11 de junio de 2009

Qué dicen los estudios sociológicos sobre el suicidio

Muchos sociólogos llevan estudiando el suicidio y publicando información sobre este hecho aproximadamente desde que tuvo lugar la aparición esta ciencia como tal hasta el día de hoy. Posiblemente uno de los estudios sociológicos más conocidos sobre la relación que existe entre el individuo y la sociedad es el análisis del suicidio que llevó a cabo el sociólogo francés Emile Durkheim. El estudio de Durkheim comenzó en el año 1835 con una definición de suicidio como: Todo caso de muerte que resulta directa o indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma, y que, según ella sabía, debía producir este resultado. Un ejemplo de un acto positivo puede ser dispararse en la cabeza (el individuo se quita la vida por sí mismo) mientras que un ejemplo de un acto negativo puede ser rehusar a ingerir cualquier medicina hasta dejarse morir (es decir, un individuo renuncia a su vida). Como vemos, son dos formas diferentes de suicidio. La complejidad del tema hizo que Durkheim se ocupara de su estudio durante una importante parte de su vida. Tanto es así que este análisis no fue publicado hasta el año 1897, precisamente con el título de El Suicidio.



Aunque antes del estudio de Durkheim ya se habían llevado a cabo investigaciones sobre el suicidio, él fue el primero que insistió en darle a este acto una explicación sociológica. Los escritos anteriores habían reconocido la influencia de los factores sociales sobre el fenómeno, pero las explicaciones que habían emitido sobre el hecho de que un individuo fuera más o menos proclive a suicidarse se basaban sobre todo en consideraciones raciales, climáticas o en otras relacionadas con problemas mentales.

Pero según Durkheim el suicidio era un hecho social que solo podía explicarse mediante otros hechos sociales. No era un acto únicamente individual sino que era un fenómeno en el que aparecían ciertas pautas. Y es que al estudiar las cifras oficiales de suicidio en Francia, descubrió que había unas personas con más probabilidades de suicidio que otras. Descubrió que había más suicidios de hombres que de mujeres, más suicidios entre los ricos que entre los pobres, más suicidios entre los protestantes que entre los católicos o más suicidios en tiempos de inestabilidad y crisis económica que en tiempos de guerra. Estos resultados llevaron a Durkheim a la conclusión de que hay otras fuerzas sociales exteriores al individuo que influyen en el número de suicidios. Durkheim relacionó su visión del asunto con la idea de solidaridad social y con dos tipos de vínculos sociales: la integración social y la regulación social, ya que pensaba que era menos probable que se quitaran la vida personas que estaban muy integradas en grupos sociales que otras que se pudieran sentir excluidas o aisladas.

Durkheim distinguía cuatro tipos de suicidio:

-El suicidio egoísta, que era típico en sociedades deficientes y en el cual lo más característico era la carencia de integración social. Es decir, este tipo de suicidio se produce en lugares en dónde el individuo se siente aislado o cuando sus vínculos con un determinado grupo social se debilitan o se rompen.

-El suicidio anómico, que se produce por la falta de regulación social o anomia, es decir, la situación en la que las personas se quedan “sin normas” debido a su vida en una sociedad con constantes cambios en la que las normas sociales no son interiorizadas como propias por el individuo.

-El suicidio fatalista, considerado por Durkheim como un suicidio de poca importancia en su época, es aquel que se origina cuando existe un alto grado de regulación social en el individuo. Este se siente inseguro y oprimido y nace en él un sentimiento de impotencia ante el destino o la sociedad que “se lo come por dentro”.

-Por último, el suicidio altruista tiene lugar cuando en un individuo los vínculos sociales son demasiado fuertes y éste valora más a la sociedad que a sí mismo. De esta forma, el suicidio se convierte en un acto que contribuye a alcanzar un “bien superior”. Algunos ejemplos claros de este tipo de suicidio son los kamikazes japoneses o los hombres-bomba islámicos.

Una vez publicado este estudio por Émile Durkheim han sido muchas las críticas y objeciones que ha recibido en la mayoría de los casos relacionadas con el uso que el autor hace de las estadísticas oficiales, de su rechazo a las influencias no sociales que afectan al individuo y su insistencia en clasificar juntos todos los modelos de suicidio. No obstante, el estudio sigue siendo muy leído y analizado en la actualidad y su principal propuesta sigue vigente para muchos de estos lectores: que incluso para un acto que parece tan personal como el suicidio es necesaria una explicación sociológica.

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